21/3/17

De cajones (con A)

Yo pensaba que era un hecho. Puede que mi muestra no fuera representativa, pero me valía y nunca la cuestioné. Hasta ayer.

- Manel, este cajón es un desastre. Ven conmigo. Hay que hacer limpieza. Veamos qué quieres guardar y qué tiramos.

No habré oído yo veces esto mismo. Aún hoy, a veces, abro cajones en casa de mis padres y miro su contenido con mis ojos de hija. Y me sonrío y los cierro otra vez con mis manos apresuradas de hija, con miedo de que aparezca mi madre por detrás y advierta que jamás tiré esa rama de pino que recogí en una excursión en sexto, ni la etiqueta de la cerveza que me tomé esa noche con mis amigas, ni la esquina de hoja cuadriculada con cuatro versos muy malos que me escribió alguien a quien casi ni recuerdo.

Y si lo he oído veces, más veces se lo he dicho a Joana. Cada vez que abro uno de sus cajones y veo con alarmados ojos de madre que los papeles arrugados comparten espacio con envoltorios de caramelo, cartones mal recortados y bolígrafos inútiles. Mis manos de madre tiemblan con ansias de volcar el cajón en la papelera; así, sin reciclar ni nada. Y empieza la dura lucha del "es que lo necesito", "es que me lo regaló...", "es que es de cuando...". Las dos terminamos agotadas y el cajón, la verdad, pierde poco peso y gana algo de dignidad, aunque será efímera.

Pues ya me estaba yo acorazando cuando...

- Vale. A ver. Este papel para tirar... ¿Dónde...?
- Dame, Manel. Aquí, en mis manos.
- Otro. También se tira. Esto es de cuando iba a cuatro años; se puede tirar. Esta manualidad se ha torcido mucho; para tirar también. Estos cromos... Sí, también a tirar. Esto no -es una postal-. Estas tapas de petitsuís, para tirar... ¡Esta no, mamá, que es mi letra! ¡Ay, esta es la medalla que me hizo Joana! La quiero guardar. ¿Por qué hay cáscara de huevo en el cajón, mamá? Bueno, para tirar. Ya está. Ahora ordeno y terminamos, ¿no?

Fue cosa de minuto y medio. Y porque a mí me costó un rato reaccionar.

2 comentarios:

Sergio dijo...

Si yo te contara las cosas que iban a tirar los míos y lo único que ocurrió fue que cambiaron de su cajón al mío...

Elena Labrín dijo...

Poeta, aprendiz de chef y práctico
¡me encanta Manel!